Según la tradición cristiana, cada 6 de enero llegan los Tres Reyes Magos, quienes acudieron desde el Oriente para rendirle homenaje y entregarle regalos de gran riqueza simbólica al recién nacido Jesús de Nazareth.
Melchor, Gaspar y Baltasar fueron tres sacerdotes del Lejano Oriente que se atrevieron a cruzar el desierto siguiendo “La estrella de Belén” para adorar al Niño Dios; y le ofrecieron tres de los tesoros más codiciados de La Edad Media: el oro, simbolizando su naturaleza real; el incienso, en representación a su naturaleza divina; y la mirra como elemento sagrado en el culto embalsamador para los muertos.
Cabe mencionar, que hoy en día, la ciencia aplicada a la Astronomía ha develado el misterio de la “Estrella de Belén”, comprobando que fue un “fenómeno” producto de la alineación de Júpiter y Saturno, algo que generó la ilusión óptica de una gran estrella.
Volviendo a los Reyes Magos, de acuerdo al Nuevo Testamento, en aquella aventura, Melchor viajaba sobre un camello, Gaspar en un caballo y Baltasar a lomos de un elefante, y representan las tres razas, Melchor encarna a los europeos, Gaspar a los asiáticos y Baltasar a los africanos.
Su visita -cada 6 de enero- forma parte importante de nuestras tradiciones bajo la fe cristiana y como pueblo debemos mantenerla vigente en los corazones de nuestros niños, alimentando la inocencia propia de la edad, obsequiándoles el tradicional aguinaldo, como proyección en el tiempo de ese regalo que los reyes entregaron al Niño Dios.
Entonces, mañana, bien temprano, los niños abrirán los regalos descubriendo los juguetes que los Reyes Magos han dejado para ellos. Y en familia, niños y adultos compartiremos esa bonita tradición del mundo cristiano y colocaremos en el “Nacimiento” o pesebre del Niño Dios las imágenes correspondientes a los tres Reyes Magos, rememorando la visita que aquellos sacerdotes, hoy conocidos como los reyes, visitaron al “Rey de reyes” en su nacimiento.