Cualquiera podría jurar que «Scream» era una historia agotada. Que el revés que se le dio a la cuarta entrega de la saga, en la que el exceso de humor y las situaciones increíbles la alejaban definitivamente del aura original, había sepultado definitivamente al Ghosteface. Pero no, la quinta entrega es un verdadero tributo a la primera entrega con desbordada creatividad.
«¿Cuál es tu película de terror favorita?» Vuelve a ser la pregunta con la que el asesino enmascarado rompe el hielo con sus futuras víctimas mientras sube su presión sanguínea en conversación telefónica. Pero ya el terror no las paraliza, tampoco el miedo de morir acuchilladas.
Esta vez el espectador ha crecido a la sombra de una lucha constante que se ha desgastado con cada puñalada. Pero sus nuevos giros dan un vuelco a lo esperado para sorprender. Por allí que ya la víctima no corra despavorida sino responda inteligentemente, cuelgue la llamada, golpee o luche enfrentando el miedo como Sidney Prescott enseñó en su eterna batalla.
Hoy, este personaje somos todos y en el filme se siente así. De allí que una nueva protagonista se vislumbre en el panorama de la saga que, definitivamente, se niega a morir. Una con igual o más carisma que Neve Campbell, la actriz tras el personaje original. Una, con una historia potente conectada a la primera cinta de terror de la franquicia, con un secreto capaz de alargar la existencia del proyecto. Una latina: Melissa Barrera.
Junto a ella también descubrimos a una nueva Gale Weather, la acuciosa periodista que no paraba hasta dar con la verdad del caso mientras se hacía famosa, a cargo de la actriz Courteney Cox. Eso sí, esta vez la conexión que unirá a las dos jóvenes no será de amistad sino consanguínea. Y adivinen qué, tiene sangre latina: Jenna Ortega. Juntas y por separado son realmente capaces de llevar al espectador por un viaje de terror y supervivencia, lleno de giros así que no crea lo que ve.
Les acompañan varios personajes que no solo conectan con el universo de «Scream» a partir de sus actuaciones, sino que lo engrandecen. Algunos de ellos verdaderos fanáticos del filme.
Una película redonda
Esta vez, los guionistas también han dado al tino para anclar pasado con presente, y eso ha marcado una verdadera vuelta de tuerca hacia los fans. Pues conectará a los que maduraron con el proyecto con los que se embelesarán con la nueva aventura, en caso de que decidan continuarla.
Se agradece, además, la decisión de incluir a otros actores de las primeras historias, junto a los habituales tres protagonistas (Dewey, Sidney y Gale).
Pero hay una advertencia en el aire que algunos quizás atajen (cuidado spoiler). Si bien se rinde tributo a Wes Craven (creador original fallecido en 2015) uno de sus protagonistas lleva su nombre y muere en escena. Entre líneas se podría leer que la trama del maestro del terror ha llegado definitivamente a su fin, o al menos el «Scream» que este concibió.
Otro dato interesante es que, para los verdaderos fanáticos del género, el filme deja, a modo de migajas en el camino, referencias a otros filmes terroríficos. Es maravilloso ver los tributos que se descubren a clásicos como «Psicosis», «Pesadilla en Elm Street», «Viernes 13» o «Halloween», además de series como «Dawson’s Creek».
Más sangrienta
Las escenas también cuentan mucho de esto, con planos y movimientos de cámara que parecían extintos en el cine de terror. Y qué decir de los actores originales. Una delicia verlos de nuevo actuar sus personajes con madurez y amor por ellos. De allí, que no se extrañe de soltar algunas lagrimitas. Además de Neve y Courteney, el actor David Arquette -como el comisario retirado Dewey Riley- nos deja claro que su buen corazón será siempre su mejor arma.
Prepárese, pues puede que esta quinta «Scream» lo sacuda bastante. Lo mismo que la banda sonora que es un compañero fiel para llevar las emociones a niveles insospechados. Y agárrese del asiento que la sangre correrá a borbotones.