“Después de la tempestad, viene la calma” es un viejo refrán con el que hemos crecido generaciones de venezolanos. No pierde vigencia y fácilmente podemos adaptarlo a estos tiempos pospandemia, donde la vida recobra su ritmo y de manera especial la música y sus cantantes vuelven a los escenarios para ofrecer los mejor de sus canciones a todo público, dentro y fuera del país.
En tal sentido, en Venezuela la pandemia desatada por el covid-19 en sus distintas mutaciones cada día pierde fuerza en nuestra población, gracias a Dios, y también en reconocimiento a la gestión implementada por el gobierno nacional. Entonces, “después de la tempestad, viene la calma”. Y en el mundo artístico musical, esa “calma” genera un inmenso movimiento musical que promete grandes espectáculos con figuras nacionales e internacionales en distintos géneros y ritmos, propias y foráneas.
Para el próximo mes de junio, (del 11 al 15) Venezuela se prepara para celebrar el Festival Mundial de la Salsa Caracas 2022, desde el Poliedro de Caracas y con la presentación de las máximas figuras de este género.
Por su parte, la música la llanera no se detiene y recorre todo el país en distintas voces y escenarios marcando buena presencia fuera de nuestras fronteras patrias. Tal como está pautada en la agenda del cantautor guariqueño Reynaldo Armas, quien mañana viernes estará junto al cojedeño Teo Galíndez cantando al son del arpa en Chile; el viernes en Viña del Mar y el sábado en Santiago, la capital de esa nación sureña.
Para la música llanera y sus intérpretes, el escenario chileno es relativamente nuevo, y se fortalece gracias a la presencia de venezolanos allí presentes en condiciones migratorias; y la razón es muy sencilla, a pesar de las circunstancias, donde esté un venezolano, allí está nuestra música, el arpa y nuestro joropo.