La firma Louis Vuitton presentó en el Museo Louvre, este miércoles 10 de marzo, su colección otoño-invierno 2021/2022. En ella propone un viaje en el tiempo, inspirando sus diseños en la antigüedad grecorromana y la música electrónica.
La mujer Vuitton, según su director creativo Nicolas Ghesquière, viaja en una cápsula para recuperar lo mejor de las esculturas clásicas. Lo hace con un «look» de gladiador futurista, pero también de la Edad de la Ilustración y sus ideas de progreso.
«Es una historia de conquista -de cuerpo, corazón y mente- en la que la humanidad es protagonista, en toda su elegancia funcional, dominio intelectual y seducción terrenal», explicó Vuitton en un comunicado.
La colección fue una explosión de texturas y formas voluminosas que crearon una nueva silueta: de triángulo invertido, reseñó la agencia EFE. Además, se marcan los hombros con chaquetas amplias y rectas, y estrecha en la parte baja del cuerpo; o más redondeada, con faldas hasta media pierna bombachas y jerséis abombados.
Los chalecos acolchados se llevan por encima de sudaderas de punto. Las chaquetas lucen masculinas y son confeccionadas en una combinación de estampados y telas de lana y piel tipo «patchwork». A juego se combinan unas botas de tacón a media pierna, con apariencia de pantalón.
A la paleta de colores grisáceos, blancos y negros, Ghesquière añadió brochazos fluorescentes de salmón, amarillo, púrpura, verde y azul.
Homenaje a Daft Punk
Ghesquière hizo un claro homenaje al grupo francés Daft Punk, luego que recientemente anunciaran su separación tras casi 30 años de actividad.
Mientras sonaba su «Around the world» y «Harder, better, faster, stronger», la cámara de Vuitton ponía el plano en la mítica pirámide del Louvre.
El francés colaboró para esta colección con la firma italiana Fornasetti, conocida por sus grabados, que reprodujo en bolsos y complementos con esculturas y cabezas de estatuas grecorromanas.
La música, el decorado, con las estatuas y objetos antiguas del Louvre coronadas al fondo por la Victoria de Samotracia, y la propia ropa, crearon un singular y logrado contraste que transportó al espectador de este desfile virtual al ambicioso viaje a través del tiempo y la humanidad que Ghesquière quiso emular.