Un decreto firmado por el presidente de la República, Carlos Andrés Pérez, determinó el traslado de los restos mortales de Teresa Carreño al Panteón Nacional. Luego de cumplir con los trámites burocráticos, las cenizas de la pianista y compositora llegaron a la que se convirtió en su última morada, a partir del 9 de diciembre de 1977.
El hecho se reviste de especial importancia, debido a que solo cuatro mujeres forman parte de la lista de 147 insignes figuras de la historia venezolana que reposan en la monumental edificación capitalina. La cifra representa menos del tres por ciento del total.
Además de la artista caraqueña están: la heroína independentista Luisa Cáceres de Arismendi, depositada en 1876; la escritora Teresa de la Parra, sepultada en 1989; y la amante del padre de la patria, Manuela Sáenz, trasladada en 2010.
También vale la pena destacar que la mayoría de los nombres están relacionados con el campo militar y de la política, ocupando un lugar especial los próceres de la gesta libertadora; y de la ciencia. En lo referente al arte, hay ocho escritores, cuatro pintores y un músico, Carreño.
Muy adelantada
Teresa Carreño fue una niña prodigio. Inició su formación musical con su padre, Manuel Antonio Carreño, sobrino de Simón Rodríguez. A los seis años presentó su primera obra como compositora, un vals dedicado a su maestro Louis Moreau Gottschalk.
A los nueve años, después de que la situación política llevara a la familia a emigrar a Nueva York, debutó en la sala Irving Hall, el 25 de noviembre de 1862. Los aplausos de público y crítica fueron inmediatos, sumando cinco presentaciones antes de fin de año.
En 1863, recibió una invitación para tocar en la Casa Blanca, frente al presidente Abraham Lincoln. Con el mandado hecho, surgieron compromisos internacionales que le permitieron codearse con los grandes músicos de la época: Maurice Ravel, Claude Debussy, Franz Liszt, Johannes Brahms y Gioacchino Rossini, entre otros, lo cual aumenta su prestigio.
Aunque su vínculo con Venezuela fue esporádico, siempre conservó la nacionalidad, al tiempo que los especialistas detectan la influencia de géneros criollos en sus composiciones. También encuentran relación con rasgos de su carácter y de sus costumbres, aunque en el ámbito privado rompió reglas sociales. Registró cuatro matrimonios y tuvo seis hijos, el segundo falleció muy pronto.
El último concierto de Teresa Carreño fue el 21 de marzo de 1917, en La Habana, durante una gira sudamericana que interrumpió por problemas de salud. Murió el 12 de junio del mismo año, en su apartamento de Manhattan. Fue incinerada según su voluntad. Las cenizas fueron depositadas en el Cementerio General de Caracas, en 1938. Desde hace 45 años reposan en el Panteón Nacional.
Monumento
La Iglesia de la Santísima Trinidad de Caracas fue inaugurada el 15 de julio de 1780, tras seguir los planos del arquitecto Juan Domingo del Sacramento Infante. Fue destruida por el terremoto de 1812. El presidente Antonio Guzmán Blanco decidió rescatar su estructura y destinarla a cobijar los restos de figuras insignes en la historia venezolana.
El 27 de marzo de 1874 firmó el decreto que marcó el nacimiento del Panteón Nacional, cuyas puertas abrieron al público el 28 de octubre de 1875. El edifico contiene 17 obras de Tito Salas y hoy está catalogado como Monumento Nacional. En 2013, incorporó el Mausoleo de Bolívar a su atractivo.