Con un año de retraso por efectos de la pandemia, ayer finalmente se concretó la inauguración de los Juegos Olímpicos Tokio 2020. En el acto de apertura desfilaron las delegaciones de 204 países, integradas por más de 11 mil atletas que atendieron las medidas de bioseguridad establecidas por la organización, con la ilusión de llegar a los podios, en el encuentro deportivo más prestigioso del mundo.
De ellos, 44 lo hicieron detrás del estandarte venezolano. La representación criolla hará lo posible por incrementar el número de preseas que, hasta la fecha, totalizan 15: dos de oro (Francisco Rodríguez y Rubén Limardo), cuatro de plata (Pedro Gamarro, Bernardo Piñango, Yulimar Rojas y Yoel Finol) y nueve de bronce (Asnoldo Devonish, Enrico Forcella, Marcelino Bolívar, Omar Catarí, Rafael Vidal, Adriana Carmona, Israel Rubio, Dalia Contreras y Stefany Hernández).
Aunque cada una de las medallas ha sido motivo de orgullo nacional, hay una de especial significado: la obtenida por Rafael Vidal en la prueba de 200 metros mariposa de los JJOO Los Ángeles 1984. Superado por el australiano Jon Sieben y por el alemán Michael Gross, el caraqueño trascendió el hito que marcó en los anales de la natación venezolana, para proyectar su futuro con otras herramientas.
Crecer y crecer
Vidal no se quedó en el regodeo de su hazaña deportiva. Acudió a la Universidad de Florida, en Gaineville, para obtener el título como administrador y realizar una maestría en Ingeniería Informática.
Antes de encerrarse en una oficina, decidió formarse como conferencista y emprender carrera como coach motivacional, cuando esta actividad era prácticamente desconocida en el país y no se había prostituido a través de las redes sociales. Disciplina y autoestima guiaron su mensaje. De esta faceta, nació el libro de autoayuda «Los sellos secretos», publicado en 1999.
Además, se sumó al staff de comentaristas deportivos de Rctv, con lo cual su imagen se hizo más familiar para el público local que lo vio, incluso, en mensajes navideños de la televisora de Quinta Crespo. Perfecta dicción, impecable oratoria y conocimiento de la materia, marcaron su tránsito por la pequeña pantalla y le ganaron el respeto de los televidentes, cuando todavía tenía mucho que compartir.
Su muerte a los 41 años, víctima de un conductor irresponsable que bajo los efectos de la cocaína lo chocó con una Hummer, conmocionó al país el 12 de febrero de 2005. A partir de entonces, nació la leyenda del nadador más importante en la historia del país, alimentada por aquello que pudo haber sido y no fue.
Su día
Rafael Antonio Vidal Castro fue el mayor de dos hermanos. Nació el 6 de enero de 1964. Comenzó a nadar en la piscina del colegio Santiago de León de Caracas, cuando tenía siete años. A partir de 1978, inició su recorrido internacional.
Acumuló medallas en juegos Bolivarianos, Panamericanos y Suramericanos hasta coronar con el bronce en Los Ángeles 1984.
En su honor, el 12 de febrero fue declarado Día Nacional del Nadador. Tanto el polideportivo de La Trinidad como la pileta del centro educativo donde dio sus primeras brazadas llevan su nombre y un busto destaca en el Velódromo Teo Capriles de Montalbán, cuya biblioteca también le rinde tributo.