El actor escocés Ewan McGregor celebra este miércoles 31 de marzo sus 50 años de edad. A Hollywood llegó a golpe de sable de luz y con túnica de maestro Jedi, papel que marcó un antes y un después en el medio siglo de vida. Pero esta no sería la única película que lo inmortalizaría en el gusto de sus fanáticos. «Moulin Rouge», «Trainspotting», «Big Fish» y «La Bella y La Bestia», por mencionar solo algunas, lo llevarían más allá de los límites del aplauso.
Nacido en Perth (centro de Escocia) hace 50 años, McGregor no dudó en abandonar el entorno rural. Allí vivía con sus padres, ambos maestros, hasta que decidió perseguir sus sueños e irse a Londres. Una vez allí se internaría en la escuela de música y artes dramáticas Guildhall, donde compartió aula con el actual James Bond, Daniel Craig, antes de graduarse en 1992.
McGregor afianzó su salto a la gran pantalla con «Being Human», a la sombra del desaparecido Robin Williams, pero no fue hasta que cruzó caminos con el director Danny Boyle cuando su carrera empezó a despegar.
Bajo su ala, el actor escocés ganó un premio Empire por su interpretación en el thriller «Shallow Grave» y, más adelante, ya convertido en fetiche de Boyle, compró su billete de ida a la fama como protagonista de «Trainspotting», donde se puso en la piel del antihéroe drogadicto Mark Renton.
«¡Que soy un actor, por Dios!»
Fuera de la pantalla, este papel le trajo alguna que otra anécdota que el escocés confesó entre risas años más tarde, como la de aquella vez que en la aduana del aeropuerto de Chicago lo reconocieron y le obligaron a desnudarse para cachearlo, algo que escandalizó a McGregor: «¡Que soy un actor, por Dios! De verdad, no soy heroinómano».
Hay quien le achaca haber tomado en aquella época una decisión un tanto absurda al truncar su buena racha tras «Trainspotting» dejándose eclipsar por Michael Caine con un papel secundario en el filme «Little Voice», pero su carrera pronto recuperó el pulso.
Después del exiguo éxito de «A Life Less Ordinary», Boyle optó en «The Beach» por sustituir a su actor de cabecera por Leo DiCaprio, dejando a McGregor desamparado hasta que cayó en los brazos de George Lucas, que lo nombró en 1999 maestro Jedi de la franquicia «Star Wars».
El actor aceptó el papel sin dudarlo porque sentía que se lo debía a su niño interior y, sobre todo, porque quería seguir los pasos de su tío, Denis Lawson, quien dio vida en las tres primeras películas de la saga a Wedge Antilles, un joven y rebelde piloto.
Convertido en el legendario Obi-Wan Kenobi, McGregor llamó a las puertas de Hollywood y se consagró a rebufo de las tres precuelas de «Star Wars» como referente de una generación que creció acompañada de La Fuerza.
Un palmarés
Premiado por musicales («Moulin Rouge») y películas familiares («Big Fish»), pasando por cintas de acción («Black Hawk Down»), comedias de Woody Allen («Cassandra’s Dream»), thrillers («Lo Imposible», «Doctor Sleep») o filmes para el público infantil («Robots», «La Bella y La Bestia», «Christopher Robin»); sus reconocimientos son variopintos y abrumadores.
Además ha participado en obras teatrales y cintas independientes. Se le ha visto dirigir y protagonizar la adaptación de «American Pastoral» y rodar documentales a lomos de su Harley durante largas travesías por el mundo junto con su amigo Charley Boorman.
Sus desnudos integrales en varias películas son hoy un recuerdo lejano, lo mismo que sus ya superados problemas con la bebida y el tormentoso divorcio de la diseñadora francesa Eve Mavrakis, con la que tiene cuatro hijas.
Pronto lo veremos de vuelta en la galaxia que le hizo ver el estrellato, esta vez de nuevo en la piel de Obi-Wan, protagonizando la futura tercera serie de acción real de la saga, después de «The Mandalorian».
La producción, cuyo rodaje se ha aplazado en varias ocasiones por la pandemia y la reescritura de guiones, llegará a las pantallas en 2022 de la mano de Disney+. (Con información de EFE)