El “regreso” de Daniel Sarcos a Venevisión fue lo que se llama en criollo una tramoya. Ese día, los periodistas estaban citados en el canal para otra cosa; cuando convenientemente se hizo colar el rumor, así como lo cuento, que el animador había vuelto al canal.
De hecho, Joaquín Riviera, quien estaba en el encuentro, salió disparado de la sala del piso 3 a su oficina. En menos de lo que se esperaba, otro rumor volvió a sonar: “El cubanito de oro” había agarrado sus peroles y se iba.
Toda esta tormenta tenía que ver con el supuesto regreso de Sarcos al canal y a «Sábado Sensacional»; tan solo pocas semanas después de haber renunciado irrevocablemente para cumplir compromisos en el exterior. Todo indicaba que se iría a Ecuador. Pero, finalmente, las peripecias lo llevaron a Miami con su, entonces esposa, Chiquinquirá Delgado.
Lo cierto del cuento es que él llegó como si nada; mostró cara de “sorpresa” cuando vio a los periodistas quienes lo esperaban para preguntarle si, ciertamente, volvería al canal de sus inicios. “Vengo de visita” solo dijo y soltó una sonrisa.
En la otra ala del canal (quienes conocen Venevisión saben que hay una suerte de puente que conecta la entrada del piso 3 con la parte vieja de la sede) por cuanto Riviera estaba dispuesto a dejar su puesto. Ya él, como gerente de variedades, había decidido que Leonardo Villalobos se encargaría de «Sábado Sensacional» y, seguramente, del «Miss Venezuela». Las dos responsabilidades que tenía Sarcos en el canal.
Leonardo, quien también estaba esa tarde, miraba entre incrédulo y apenado desde una silla que estaba en el lobby del salón. No sabía qué decir, qué hacer ni para dónde ir. “Yo no tengo nada que ver. Me dijeron que iría yo, pero ahora, solo esperaré”. Entre maracuchos te veas.