Hollywood suele formar parte de la maletica de sueños de los actores latinoamericanos, entre quienes los venezolanos no constituyen la excepción. El que más o el que menos, luego de transitar sobre las tablas o por los estudios de televisión, desea que los siguientes pasos sean en los sets de la industria cinematográfica más influyente y rutilante del planeta. Muchos lo intentan, pocos, poquísimos, lo logran. Édgar Ramírez integra la minoría.
Luego de realizar algunos trabajos en el país, el tachirense decidió hacer una apuesta fuerte e instalarse en Los Ángeles, en búsqueda de oportunidades que le permitieran expandir su carrera. Ni el olfato ni la ambición (bien entendida) le fallaron.
Hoy por hoy, es el actor venezolano que ha alcanzado mayor reconocimiento en el mundo del séptimo arte. Y así como el 25 de marzo de 2022 sumó un nuevo año de vida, su currículo continúa agregando trabajos para distintas plataformas y diferentes formatos.
Antes y ahora
Contados son los casos de criollos que han logrado establecer algún vínculo con la llamada Meca del Cine. En 1958, convertido en una estrella continental, Alfredo Sadel firmó contrato con la Metro Goldwyn Mayer que, sin embargo, lo puso a calentar banca. Al cabo de un año de inactividad, el tenor decidió renunciar.
Veinte años después, Lupita Ferrer se casó con el cineasta Hall Bartlett y se mudó a Los Ángeles, con la esperanza de multiplicar el éxito obtenido con las telenovelas. Apenas rodó «Los hijos de Sánchez», dirigida por su esposo, con Anthony Quinn, Dolores del Río, Katy Jurado y Lucía Méndez. Cuando vislumbró que su destino era el hogar, firmó el divorcio y se devolvió.
Mejor suerte tuvo María Conchita Alonso, cuando alzó vuelo en 1982. Desde el principio, pudo compartir con estrellas como Robin Williams, Arnold Schwarzenegger, Jeremy Irons, Michael Keaton, Robert Duvall, Nicolas Cage y tantos otros, con quienes ha compartido en más de 40 películas.
Y Patricia Velásquez también figura en la lista. Luego de haber trabajado como supermodelo, pasó a la actuación. Luego del impacto que tuvieron «La momia» y su secuela, no ha conseguido un personaje que la consolide en la industria, aunque está más enfocada en su labor altruista en apoyo a la etnia wayú.
Los siguientes pasos los ha dado Édgar Ramírez, a una velocidad pasmosa. En 2003, la pegó con Cacique en «Cosita rica». En 2005, debutó en Hollywood, con «Dominó» de Tony Scott. Y en 2010, colocó su nombre en las marquesinas con «Carlos». A estas alturas, más de 20 filmes y varias miniseries lo incluyen en sus créditos, como se repetirá en las dos cintas que están en posproducción, las tres en preproducción y las dos por anunciar que cuentan con él.
Primero
Hijo del militar Filiberto Ramírez y de la escritora Soday Arellano, Édgar nació el 25 de marzo de 1977, en San Cristóbal. Obtuvo el título de comunicador social en la UCAB, pero fue la maestría en artes escénicas realizada en la UCV la que marcó su futuro.
Su trabajo en «Carlos», biopic sobre el terrorista criollo “El Chacal”, lo convirtió en el primer actor venezolano nominado al Globo de Oro, al SAG, al Lumiere de la Crítica Internacional en Francia, al premio del Círculo de Críticos de Londres, al Emmy, al César y al Festival de Televisión de Montecarlo, ganando en los dos últimos. Más tarde, repitió nominaciones en el Globo de Oro y en el Emmy por la serie «El asesinato de Gianni Versace».