Por generaciones, los venezolanos estamos de alguna manera “marcados” por Rómulo Gallegos y su célebre Doña Bárbara: una enigmática dama vestida con las hojas de un libro que muchos conocimos en nuestra época de liceístas, cuando el profesor (a) de “Castellano y Literatura” nos la presentó como lectura obligatoria para su respectivo “análisis”. Desde ese momento, para algunos de nosotros se abrió una gran puerta hacia lo desconocido: el llano venezolano; una naturaleza llena de vida, de misterios, de música y de una tipología humana moldeada “al tamaño del compromiso”.
Así es “Doña Bárbara”, obra cumbre del Don Rómulo Gallegos; que trascendió fronteras –geográficas e idiomáticas- llevando en sus páginas la bravura de la mujer venezolana y el modo de vida del llano, su música y su gente. La referencia a “Doña Bárbara” en estas líneas está dada porque el pasado lunes 5 de abril, se cumplieron 52 años de la muerte de su creador, Rómulo Gallegos; un caraqueño nacido el 8 de agosto de 1884 y que alcanzó la inmortalidad a través de su creación literaria tomando como referencia la vida en el llano.
Es tanta la presencia que fijó “Doña Bárbara” entre venezolanos, que hasta el propio Gallegos quedó “marcado”; porque desde que conoció y vivió en el llano mucho de su accionar estuvo armonizado por los tonos del arpa, el cuatro y las maracas. En tal sentido, recordamos el año 1948, cuando en el Nuevo Circo de Caracas se hizo acompañar por un nutrido grupo de intérpretes y músicos venidos del llano, para festejar su toma de posesión como Presidente de la República. Desde ese momento se dice que Gallegos trajo el llano a Caracas.