Se escribe fácilmente, pero no ha sido fácil el camino de uno de los orgullos más grandes que tenemos los salseros y salseras de Venezuela, y de acá para el mundo.
El próximo martes, que será 15 de marzo, se cumplirán 50 años de la fundación y accionar de La Dimensión Latina. Alegría, sabor y esfuerzo desde aquel ensayo en la casa de Enrique ‘Culebra’ Iriarte para estar al otro día en “La Distinción”.
Cuántos nombres, hasta que Víctor Cuica, admirando a la “Quinta Dimensión” dijo que esa, donde estaba el inmenso ser que es César Monge, era “La Dimensión Latina”. Santa Palabra.
No estamos refiriéndonos a cualquier grupo. La Dimensión tiene desde su nacimiento la marca del carácter de los venezolanos, sin duda. Aguerridos, creadores, rumberos, alegres, jodidos, buscadores de oportunidades y sin miedo alguno de confrontarse con quien sea. Lo han hecho muchas veces, desde Cuba hasta Nueva York y la solvencia y lo rotundo de sus éxitos ha sido la cédula de identidad.
Ha sido una Dimensión con jaleos y transformaciones, pero personalmente sentimos que donde estén los monumentos que son ‘Albóndiga”, Rojitas, Joseíto y Elio, allí está esa Dimensión Latina que amamos y a la que agradecemos tantos años de perseverancia en una sonoridad salsera venezolana, al margen de los autores del repertorio.
Y es que la Dimensión no son los autores. Valen, pero La Dimensión Latina es su sonoridad, inconfundible en cualquier parte del planeta azul.
Honores a todos quienes han transitado por sus filas, y para los miembros actuales, incluyendo a nuestros amados Rodrigo Mendoza y Vladimir Lozano llegue el aplauso y la gratitud eterna de quienes nos sentimos muy representados en esa sonoridad tan genuina de la salsa a la venezolana.
La historia completa la sabe nuestro pana Diógenes Carrillo, El Padrino.
Sabor y Bendiciones Dimensioneras.
@lildelvalle