En el transcurso del siglo XIX y casi en forma paralela, los hermanos Grimm (Jacob y Whilhem) en Berlín y Hans Christian Andersen en Copenhague dedicaron gran parte de su talento a escribir historias que, con el pasar del tiempo, se convertirían en relatos destinados a los niños, algunas logrando traspasar los límites del papel para adaptarse al celuloide.
Por ello, no es de extrañar que, en 1967, cuando el Comité Ejecutivo de la Organización Internacional para el Libro Juvenil (IBBY según sus siglas en inglés) se reunió con el propósito de declarar el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil, escogiera la fecha del natalicio del autor danés: el 2 de abril.
La bibliografía de Andersen es nutrida en títulos conocidos, pero hay tres que han adquirido especial importancia, después de que la factoría Disney decidiera llevarlos a la gran pantalla: «La sirenita»; «El traje nuevo del emperador», transformado en «Las locuras del emperador»; y «La reina de las nieves» que dio origen a la taquillera «Frozen: una aventura congelada».
Perder y ganar
Hans Christian Andersen nació el 2 de abril de 1805, en Odense, Dinamarca. De origen humilde (padre zapatero y madre lavandera), a los 14 años decidió mudarse a la capital de su país, para perseguir su sueño de convertirse en cantante y actor.
Cuando parecía que la fortuna comenzaba a sonreírle, gracias a un buen padrino, perdió la voz como consecuencia de las malas condiciones en que vivía.
Poco a poco, comenzó a publicar poemas y otros textos que le valieron el reconocimiento de figuras de poder. Su suerte cambió. Se convirtió en un viajero que plasmaba en papel cada una de sus experiencias por diferentes países, al tiempo que daba rienda suelta a su imaginación en relatos de gran aceptación.
Así nacieron: «La princesa y el guisante», «Pulgarcita», «El soldadito de plomo», «El patito feo», «El ruiseñor» y «Las zapatillas rojas», además de los ya mencionados «La sirenita», «El traje nuevo del emperador» y «La reina de las nieves», que, de acuerdo con estudiosos de su obra, encontraron inspiración en sus vivencias, emociones y frustraciones.
A diferencia de otros clásicos del mundo de las letras, Andersen disfrutó en vida de su éxito hasta que falleció el 4 de agosto de 1875.
El legado del escritor danés justificó la escogencia de su fecha de nacimiento como el Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil, por parte de la Organización Internacional para el Libro Juvenil. Esta institución nació en 1953, en Zúrich, y está conformada por secciones nacionales de más de 60 países. Su sede actual está en otra ciudad suiza: Basilea.
Leer es…
Cada año, corresponde a una sección nacional encargarse del material de promoción del Día Internacional del Libro Infantil y Juvenil. En 2022, la misión recayó en Canadá.
Los responsables escogieron al escritor Richard Van Camp y a la ilustradora Julie Flett, ambos pertenecientes a etnias aborígenes del país norteamericano, para que dieran forma al afiche. Bajo la premisa “Las historias son alas que nos ayudan a remontar el vuelo cada día”, el autor elaboró un texto que comienza diciendo: “Leer es libertad. Leer es respirar”, con el propósito de estimular el hábito entre la población más joven del planeta.