Esta es una expresión bien conocida en el escenario llanero que le indica al arpista afianzarse en las cuerdas del instrumento al son de un joropo bien “zapateao”. Hoy, a través de estas líneas, nos aferramos al “Dele arpa, maestro” para mantener presente y vigente entre nosotros el sonar del arpa ante la muerte del maestro Urbino Ruiz; uno de esos pioneros del canto llanero, que al son de “Las 32” le dio forma y sonido a la música de la tierra llana.
En la madrugada del pasado martes -9 de marzo- falleció este maestro del arpa, a los 72 años de edad, luego de batallar con múltiples dolencias. Sin duda, su muerte tiñe de luto a la sabana; esa sabana que le vio nacer y crecer; y a la que tanto amor brindó a través de sus composiciones musicales; en las que impuso su estilo en los principales golpes del joropo llanero, tales como: el “Seis por derecho”, “Seis numerado”, “Quirpa”, “Pajarillo”, “Zumba que zumba”, el “Cunavichero”; entre otros.
Urbino Ruiz nació en la población de Arichuna, estado Apure, el 17 de febrero de 1949. Fue el arpista que acompañó en éxito a los grandes intérpretes de su generación; entre ellos el legendario Ángel Custodio Loyola, y en reconocimiento a su trayectoria el llamo de Venezuela y Colombia le designó y aplaudió como el “Bordón de oro de los llanos” y el “Rey del arpa recia”. En el ocaso de sus años, se atrevió a grabar un disco con los temas clásicos del folclor; sorprendiendo a muchos y deleitando a todos con el canto campesino de su voz. Agradezco a la vida haberle conocido y disfrutar de su aprecio y amistad. Vuela alto maestro, y llévate tú arpa, para que allá, en el cielo, también se escuche: “Dele arpa, Maestro”.