A todos y todas nos ha pasado. Parte el amigo, la amiga. Un accidente, una enfermedad, una decisión, pero el dolor es el mismo: perdemos a un ser al que quisimos, y seguiremos queriendo.
Nos acaba de acontecer con el fallecimiento, la madrugada del domingo 28 de agosto, de Ramón García Beroes, radioyente y lector coteño, emparentado con el querido colega que es Aurelio Gil Beroes y con el extraordinario compositor y poeta que fuera Germán Fleitas Beroes, autor de «Caminito verde», «Del horizonte a la palma», «Desilusión», «El beso que te di», «Esteros de Camaguán» y «Mujer guayanesa», por solo citar algunos temas.
Ramón siempre respondía a La Cota con una observación, un halago, algún aporte, etc. Era muy culto y había trabajado en el Consejo de la Magistratura. Contaba con valiosos amigos y una historia familiar que le daba regocijo. Por escribir una Cota en torno al poeta Fleitas Beroes nos conocimos, hace más de 15 años. Intercambiábamos discos, libros, fotografías, poemas y mucha conversación sabrosa en torno al país y su música.
Estuvo entre quienes se echó a pie a votar en El Poliedro y entre quienes, a su edad (más de 80 años) salió a defender la continuidad del proceso bolivariano en más de una oportunidad.
Una vez me dijo que no tenía acceso al Clap, siendo proletario. Y es que Ramón vivía en una casa heredada ubicada en Los Chorros, en una zona de lujo. Pedí apoyo para él y el ministro Ernesto Villegas acudió en su auxilio.
Este miércoles, uno de sus familiares logró localizarme al dar con mis señas. Sabía del afecto mutuo, pues solía ir a verlo; así como él también se echaba a caminar con bastón desde su hogar hasta la clínica, donde por razones de salud estuve hospitalizada.
Hemos perdido a otro invisibilizado valioso, íntegro, correcto, y esta escribidora ha perdido a un amigo leal, de los de verdad.
@lildelvalle