La historia de la humanidad aferrada a la música en cualquiera de sus expresiones, manifestaciones, culturas e idiomas, tiene en el amor una fuente de inspiración que le hace inmortal a través de los tiempos. Con tal intensidad, el amor también marca presencia en la música venezolana y de manera especial en la canta llanera. Quizás, el mejor ejemplo lo tenemos en las producciones del cantautor guariqueño Reynaldo Armas.
De su reciente y exquisita discografía enraizada al amor destaca el tema “Que nos entierren juntitos”; un bonito pasaje en su estilo serenatero, que nos invita a la reflexión sobre el ocaso esa vida “vivida” y por años compartida en pareja; que ni siquiera la muerte puede separar, convirtiendo al amor en inmortal.
Una vez más, Reynaldo Armas da muestra de su insuperable calidad en la composición, pintando arreboles de pasión que trascienden el tiempo y la distancia en nombre del amor. Este tema pertenece a una producción elaborada y presentada en Colombia, registrada con el nombre de “Cosas del amor.
Es un tema inspirado en la vida de sus padres: la señora Modesta Enguaima en unión con el señor Nicasio Armas; a quienes Reynaldo rinde tributo más allá de la muerte uniendo sus cuerpos en cristiana sepultura; dando continuidad y vigencia a ese amor que en vida les unió. Por la belleza y simpleza en su letra e interpretación, ese tema ocupa los primeros lugares en las distintas emisoras del país, consolidando a su cantautor como el “Rey de la canta criolla”.
Que nos entierren juntitos, uno al ladito del otro / para que miren toitos que nos quisimos sabroso / que hagan un epitafio sin detalles ostentosos / de tu nombre amada mía, enredado con el mío en nuestro último reposo (…).