Tras el lanzamiento del primer episodio de la docuserie «Allen v. Farrow» en HBO, el cineasta estadounidense Woody Allen y su esposa Soon-Yi Previn manifestaron su descontento ante los escándalos y acusaciones que plantean los directores Kirby Dick, Amy Ziering y Amy Herdy en producción, informó The Hollywood Reporter.
«Estos documentalistas no tenían ningún interés en la verdad. En cambio, pasaron años colaborando subrepticiamente con los Farrow y sus facilitadores para armar un trabajo plagado de falsedades. Woody y Soon-Yi fueron contactados hace menos de dos meses y solo les dieron un plazo de días ‘para responder’. Por supuesto, se negaron a hacerlo», expresó el portavoz de la pareja.
En este sentido, el comunicado defiende a capa y espada la inocencia del cineasta. «Como se ha sabido durante décadas, estas acusaciones son categóricamente falsas. Varias agencias los investigaron en ese momento y descubrieron que, independientemente de lo que le hayan hecho creer a Dylan Farrow, nunca se había producido ningún abuso. Lamentablemente, no es de extrañar que la cadena que transmite esto sea HBO, que tiene un contrato de producción permanente y una relación comercial con Ronan Farrow. Si bien esta pieza de mala calidad puede llamar la atención, no cambia los hechos», señaló el vocero.
28 años de polémicas
Desde 1992, el director de éxitos como «Annie Hall» y «Midnight in Paris» ha estado envuelto en una red de polémicas tras el supuesto abuso sexual que infligió a su hija Dylan, a quien adoptó junto a su expareja Mia Farrow.
Allen siempre argumentó que estos testimonios eran «erróneos e incriminatorios», no obstante, su matrimonio con Soon-Yi Previn, otra de las hijas adoptivas de la actriz estadounidense, ocasionó que la indignación colectiva ascendiera y la opinión pública se dividiera entre la madre y la hija.
El documental seriado «Allen v. Farrow» recopila todos los momentos controversiales y cuestionables del caso y de la vida de Allen, a través de cuatro episodios que se emitirán semanalmente en HBO y sus plataformas. Queda de parte del espectador decidir si Dylan es en efecto la víctima del director o si algo más se esconde detrás del mediático caso.
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